Avieno


I. "Aquí se extienden en su amplitud las costas del golfo tartesio;...Aquí está la ciudad de Gadir, pues la lengua púnica llamaba gadir a un lugar cerrado. Fue llamada, antes, Tartessos, ciudad grande y opulenta en tiempos antiguos; ahora es pobre, ahora pequeña, ahora abandonada, ahora un montón de ruinas. Nosotros en estos lugares no vimos nada digno de admirar, excepto el culto a Hércules...El río Tartessos, deslizándose por campos abiertos desde el Lago Ligustino, ciñe la isla por ambos lados con su corriente. Y no corre por un sólo lecho, ni surca el sólo la tierra subyacente, pues, por el lado por donde nace la luz de la aurora, proyecta tres brazos sobre los campos; dos veces, con dos desembocaduras, baña también las zonas meridionales de la ciudad. Pero, encima de la marisma, se proyecta el monte Argentario, llamado así por los antiguos debido a su aspecto, pues refulge en sus vertientes por la gran cantidad de estaño, y despide más luz todavía hacia los aires, en la lejanía, cuando el sol ha herido sus excelsas cimas con rayos de fuego. El mismo río, a su vez, hace rodar, con sus aguas, limaduras de pesado estaño y arrastra el valioso metal junto a sus murallas...Como hemos dicho más arriba, el mar de en medio separa la ciudadela de Geronte y el cabo de un templo, y, entre rocas escarpadas se forma una bahía. Junto al segundo cabo desemboca un ancho río. Al fondo se proyecta el monte de los tartesios, de sombríos boscajes. Aquí se halla la isla Eritía, de extensos campos, y, en otro tiempo bajo el dominio púnico, pues unos colonos de Cartago fueron los primeros en ocuparla. Y Eritía está separada del continente por un brazo de mar a cinco estadios sólo de la ciudadela.".
Avieno, Ora marítima, 265-295

II. “También los tartesios acostumbraban a comerciar hasta los límites de las Estrímnidas. También los colonos de Cartago y el pueblo establecido alrededor de las Columnas de Hércules llegaban hasta estos mares”.
Avieno, Or. mar., 114 ss.

III. “El río Anas fluye allí a través de los cinetes y surca su territorio. Un golfo se extiende después, y la tierra formando un arco se abre hacia el sur”.
Avieno, Or. mar., 205 ss.

VI. “Gadir, la primera, domina el mar con su inquebrantable ciudadela y levanta su cabeza entre las dos columnas. Gadir se llamaba al principio Cotinusa, con un nombre antiguo, y, después, colonos de Tiro la llamaron Tartessos; la lengua bárbara emplea todavía el nombre de Gades, pues los púnicos llaman “gadir” a todo lugar cercado por los lados y con un dique de tierra levantado delante.
Los tirios, esparcidos ampliamente por los inhóspitos mares, así que ocuparon las costas de esta región levantaron sus moradas, dedicaron también el mayor templo al hijo de Anfitrión y veneraron a esta divinidad como protectora”.
Avieno, Descriptio orbis Terrae, 610 ss.

El marco geográfico