Textos griegos y latinos


I. "Tartessos, ciudad de Iberia nombrada por el río que fluye de la montaña de la plata, río que arrastra también estaño".
Hecateo, FGrH, I, 138

II. "Acto seguido los samios partieron de la isla y se hicieron a la mar ansiosos de llegar a Egipto, pero se vieron desviados de su ruta por causa del viento de Levante, Y como el aire no amainó, cruzaron las Columnas de Heracles y, bajo el amparo divino, llegaron a Tartessos. Por aquel entonces ese emporio comercial estaba sin explotar, de manera que a su regreso a la patria, los samios con el producto de su flete, obtuvieron, que nosotros sepamos con certeza muchos más beneficios que cualquier otro griego... Los samios apartaron el diezmo de sus ganancias -seis talentos- y mandaron hacer una vasija de bronce, del tipo de las cráteras argólicas, alrededor de la cual hay unas cabezas de grifos en relieve. Esa vasija la consagraron en el santuario de Hera sobre un pedestal de tres colosos de bronce de siete codos, hincados de hinojos".
Heródoto, IV, 152

III. "Los habitantes de Focea fueron los primeros griegos que realizaron largos viajes por mar y son ellos quienes descubrieron el Adriático, Tirrenia, Iberia y Tartessos. No navegaban en naves mercantes sino en pentecónteras. Y al llegar a Tartessos hicieron gran amistad con el rey de los tartesios, cuyo nombre era Argantonios, que (como un tirano) gobernó Tartessos durante ochenta años y vivió un total de ciento veinte. Pues bien los focenses se hicieron tan amigos de este hombre que, primero los animó a abandonar Jonia y a establecerse en la zona de sus dominios que prefirieses, y, luego, al no poder persuadirles sobre el caso, cuando se enteró por ellos de como progresaba el medo, les dio dinero para rodear su ciudad con un muro. Y se lo dio en abundancia, pues el perímetro de la muralla mide, en efecto, no pocos estadios y toda ella es de bloques de piedra grandes y bien ensamblados".
Heródoto, I, 163

IV. "...no desearía ni el cuerno de Amaltea, ni reinar ciento cincuenta años en Tartessos".
Estrabón, III, 2,14

V. "El poeta Anacreonte dio a Argantonios, rey de los tartesios, ciento cincuenta años".
Plinio, VII, 154

VI. "Tartessos, ciudad ilustre, que trae el estaño arrastrado por el río desde la Céltica, así como oro y cobre en mayor abundancia".
Escimno de Quíos, 164-166

VII. “A continuación la mar se hace muy angosta, y las costas de Europa y Africa se aproximan, formando los montes de Abila y Calpe, que, como dijimos, constituyen las Columnas de Heracles; ambos entran casi por completo en medio del mar, sobre todo el de Calpe. Este tiene la particularidad notable de ser cóncavo; casi en medio del lado occidental hay una abertura que luego, al aumentar su ensanchamiento, se hace fácilmente practicable en casi toda su longitud. Más adelante se abre un golfo en el cual está Carteia, ciudad habitada por fenicios trasladados de Africa, que algunos creen que es la antigua Tartessos...”
Pomponio Mela, II, 95.

VIII. “Cerca del litoral que acabamos de costear en el ángulo de la Bética, se hallan muchas islas poco conocidas y hasta sin nombre; pero entre ellas la que no conviene olvidar es la de Gades, que confina con el Estrecho y se halla separada del continente por un pequeño brazo de mar semejante a un río. De lado de la tierra firme es casi recta; del lado que mira al mar se eleva y forma, en medio de la costa, una curva, terminada por dos promontorios, en uno de los cuales hay una ciudad floreciente del mismo nombre que la isla, y en el otro un templo de Hércules egipcio, célebre por sus fundadores, por su veneración por su antigüedad y por sus riquezas. Fue construido por los tirios; su santidad estriba en el hecho de guardar las cenizas (de Hércules); los años que tienen se cuentan desde la guerra de Troya. Sus riquezas son los productos del tiempo. En Lusitania está Eritía, que, según nos informaron fue la mansión de Gerión, y algunas islas más que no tienen nombres particulares...”
Pomponio Mela, III, 46-47

IX. “...Carteia, llamada por los griegos Tartessos”.
Plinio, NH, III, 8.

X. “La comarca que se extiende más allá de la que limita el Betis, acabada de describir, y que llega hasta el Anas, se llama Beturia y se divide en dos partes y otras tantas gentes: los celtas, que lindan con Lusitania, y que pertenecen al Convento Hispalense, y los túrdulos, que limitan con la Lusitania y la Tarraconense, pero que dependen de la jurisdicción de Córdoba”.
Plinio, NH, III, 13.

XI. “Frente a la Celtiberia hay varias islas a las que los griegos llaman Cassitérides por su abundancia en plomo, y ante el promontorio de la región de los arrotrebos álzanse seis islas de los dioses, que algunos llamaron Afortunadas, Al comienzo de la Bética y a 25.000 pasos de la boca del Estrecho hállase Gades, que tiene una longitud, según escribió Polibio, de 12.000 pasos y una anchura de 3.000. En la parte donde se aproxima más a la tierra firme dista de ésta menos de 700 pies, pero en las restantes se aleja en más de 7.000. Su extensión es de 15.000. Tienen un opidum que goza de los beneficios del derecho romano, al que se llama Augustana Urbs Iulia Gaditana. En la parte que mira a Hispania y aproximadamente a 100 pasos hay otra isla de 1.000 pasos de longitud y otros 1.000 de anchura, en la cual antiguamente estuvo el opidum de Gades. Es llamada Eritea por Éforo y Filístides, por Timeo y Sileno Afrodisio, y por los naturales Insula Iunonis. Según Timeo, la mayor fue llamada Cotinusa por sus olivos. Nosotros la llamamos Tartessos, mas los púnicos Gadir, lo que en lengua púnica significa reducto. Fue llamada Eritea porque los tirios, sus aborígenes, se decían oriundos del Mar Eriteo. Según opinión de algunos, aquí vivió en otro tiempo Gerión, al que Hércules arrebató los ganados; pero hay quienes creen que esta isla es otra, a la que colocan frente a la Lusitania y la citaban allí antes con el mismo nombre”.
Plinio, NH, III, 119-120.

XII. “...nosotros la llamamos Tartessos y los púnicos Gadir, lo que en lengua púnica significaba reducto".
Plinio, IV, 120

XIII. “Pero vayamos a casos ciertos: es poco más o menos verdad que Argantonio el gaditano reino ochenta años, y se cree que comenzó a reinar en el cuadragésimo de su vida”.
Plinio, NH, VII, 156

XIV. “Se dice que los primeros fenicios que llagaron por mar hasta Tartessos volvieron, a cambio de aceite y la pacotilla que habían llevado consigo, con tal cargamento de plata que no podían tener ni recibir más, viéndose obligados, al volver de aquellos parajes, a fundir en plata todas aquellas cosas de que se servían, incluso las anclas”.
Ps. Aristóteles, mir., 135.

XVI. “El Tartessos, dicen, es un río del país de los Iberos que da al mar por dos bocas, y hay una ciudad del mismo nombre en medio de las bocas de él. Es el río mayor de Iberia y como recibe la marea, los de después le han llamado Betis. Algunos creen que la ciudad ibera de Carpia se llamó antiguamente Tartessos”.
Pausanias, VI, 19, 3.

El marco geográfico